martes, 29 de enero de 2013



El mar, el mar...y no pensar en nada.
Observando barco sin rumbo en la escarcha salada, los pies descalzos, las manos heladas y el corazón ardiendo, tu a mi vera y yo al lado.
El mar, el mar...y el viento atizando, levantando levantes de arenas finas y blancas, y el horizonte se anaranja por segundos, y mi nariz se acurruca en tu pecho, tu brazo me arropa, me abrazo callada.
El sol se va, y no pensamos en nada.
Paseo sin tiempo, sin muñeca esposada, sin ton ni son sin tic- tac, sin ti no yo, sin ser, sin luna, sin agua, sin sal...
El mar, el mar...sin pensar en nada.

Inma Castrejón, la bruja de chocolate

miércoles, 23 de enero de 2013

CONCIENCIA



Todos tenemos cuentas pendientes.

Si, aunque queramos negar aquello de lo que nos avergonzamos y por mas que escondamos la cabeza en una madriguera de topos.

Todos tenemos saldos negativos que jamás podremos pagar, que se quedarán por siempre pendiente hasta el día en el que nuestros huesos den con el frío subsuelo y las termitas corroan la caja en la que nos veneren los nuestros.

Y es que hay debes que nos condonan, otros que nos condonamos y algunos que nunca encontrarán misericordia ni ajena ni propia, pero hemos de saber cohabitar con la conciencia.

La conciencia...esa que nos recuerda que alguna vez, por algún motivo o sin el, en alguna ocasión no fuimos lo correctos o afables, coherentes o disciplinados, obedientes o maduros que se nos habría supuesto dadas las circunstancias.

En mi caso las peleas diarias con la propia, a la propia conciencia me refiero, no llegaron jamás a buen puerto. Por mas que quise dispersar su atención con cánticos de sirenas o músicas celestiales, siempre estaba allí. Como un faro en la noche, en la noche de todas y cada una de las noches, cual vigilante impertérrito al paso del sueño, pesadilla que no cesa...la conciencia.

Y un día muy temprano, amanecida de sueños pesados y desvelos, harta de tanto pesar y a eso del alba me dirigí a un jardín que tenía casi olvidado en mi cerebro.

Me armé de pala, rastrillo y una bolsa enorme de color negro, saqué aquella losa que no me dejaba soñar, la amordacé fuertemente para que jamás dijera ni media palabra, la introduje en aquella bolsa oscura y me puse a cavar un hoyo.

Cavé y cavé hasta que dí con una roca. Me metí en aquel agujero para sacarla y una vez despejado el camino seguí con mi entierro.

Introduje el bulto lo mas profundo que dieron mis fuerza, ya casi se me hizo oscuro y sin esperar a la luna vertí toda la tierra de alrededor.

Ne dejé rastro alguno de lo que podría haber sido un asesinato a sangre fría, con premeditación, alevosía y todos los agravantes que pudieran agrupar aquel acto y cogí mi pala, mi rastrillo y la cinta para la mordaza, me acerqué a la orilla del mar y con todas las fuerzas que pude almacenar en aquel momento lo arrojé todo marea adentro.

No se que ocurrió con todo aquello, jamás volví a los pies de aquel árbol donde todo quedó soterrado, el mar jamás me devolvió las pruebas y mis sueños volvieron a ser tranquilos.

Mi conciencia, la nueva, sigue almacenando meteduras de pata y asuntos impropios de persona tan amable como la que escribe, pero aún puedo convivir con ella.

No se si esto tiene algún sentido, es una declaración de culpa en la que la víctima, quizás y solo quizás, mereció tal muerte y sepultura, pero ahí os dejo mi cuento de culpas y conciencias y de pesadillas que se pudren en el mas profundo de los infiernos....

Inma Castrejón, la bruja de chocolate...

martes, 22 de enero de 2013

Tentáculos



Extendiendo tentáculos de kilómetros de longitud.
Con extraordinaria maestría para no envenenar al paso, no rozar demasiado y captar solo lo estrictamente necesario.
Tentáculos sutiles, reproducidos a escalas espaciales, ventosas selectivas, besos de garra ineludible...

Octopissy

Inma Castrejón, la bruja de chocolate 

domingo, 20 de enero de 2013

Este nuboso medio día me trajo un ligero deseo dormir. Una minúscula siesta en la que me dispongo a cerrar el telón que deja pasar la luz a través de mis pupilas.

Siento como poco a poco mi cuerpo se relaja, mis espalda se acomoda entre los cojines del sofá y determino inconscientemente con que sueño acompañaré mi descanso.

Reviso de entre mis recuerdos el mas dulce. El primero que aparece me remite a muchos kilómetros de aquí, a ese lugar donde siempre vuelvo, a ese del que jamás quise marchar y me dispongo a soñarlo.

Media hora contigo, en un letargo del que no eres partícipe sino marioneta al servicio exclusivo de mi imaginación caprichosa. Media hora extendida en un sofá que me transporta a aquel sitio mágico, ese del que no me fuí jamas, ese en el que quedaron nuestros dulces y eternos besos de una sola noche amanecida...

Media hora entre mis brazos y tu sin saberlo, sin que sepas que estás conmigo, a mi merced. Hipnótico tiempo de amor inventado, recordado, imaginado pero mio.

Este medio día te sentiré cerca, tanto que ni una brizna de aire corra entre nosotros, esta siesta de sofá y olor a café con chocolate tu eres mio, solo y exclusivamente mio y sin embargo...ni lo imaginas.

Magia!

Inma Castrejón, la bruja de chocolate

miércoles, 16 de enero de 2013

SUSPIROS

Suspirame lento, al oído, suave y bajito como caricias embotelladas.
Suspirame al filo del alba, sentada en la noche, con un té entre las manos, arropada entre tus brazos, acunada en una hamaca...
Suspirame cada vez, hasta que la luz de tus ojos me cieguen el alma, suspirame y no dejes que me vaya...
Aich...

Inma Castrejón, la bruja de chocolate

lunes, 14 de enero de 2013

IMPERFECTA

Y aquí me tienes, imperfecta.
Colmada de pasado, errores imborrables, equivocaciones constantes.
Aquí, con los pies descalzos y los ojos de miel, las manos al cielo y el alma en un puño, imperfecta...
Imperfecta de arena, de sal incrustada en la piel, de años de huida, de viento en el pelo, de portes pagados, de muebles de arriba, de muebles abajo, de coches, de humo, de alcoholes resacados, de dietas incumplidas, de promesas fallidas de tanto y tanto y aquí estoy...imperfecta
Nunca olvides que por algo soy bruja

Thinking...

Inma Castrejón, la bruja de chocolate


sábado, 12 de enero de 2013

El pasado...

Pasado y pasado está, pero forma parte de lo que somos ineludiblemente.

Hay que tener mucho valor para atreverse a abrir ciertas puertas, la mayoría de las mas terribles son las que abren aquello que fuimos y que, por defensa propia dejamos cerradas a cal y canto. Todos tenemos momentos oscuros que dejamos arrinconados en el rincón mas recóndito de nuestras neuronas, ese lugar al que los recuerdos se escapan sabiamente para dejarnos creer que fuimos perfectos.

El pasado a veces lo vislumbramos con cierta ternura, disfrazado de fotos en sepia, historias inventadas y mentiras aprendidas, pero la verdad solo pasa una vez, el resto se diluye como el azúcar en la leche tibia.

¿Donde se esconde lo ocurrido?
¿quien es dueño de la historia?
¿como saber quien tuvo o no la razón?
¿que pasó para que todo terminase siendo un borrón encerrado detrás de una puerta cuyas llaves tiramos un día al fondo del mar?

Preguntas, preguntas sin respuestas claras y la timidez de no dejar que aire corra para que el viento no se lleve tu presente, ese que construiste a base de recuerdos en sepia, uniformes de color rosa y juegos interminables.

¿Quien posee la verdad de un pensamiento de niño?
¿que ocurrió realmente?
y...por último y mas importante:
¿Que mas da lo que ocurriera?

La vida nos regaló unos minutos, unos años, unos días y muchos momentos, el tiempo transcurre a velocidades inciertas en las que un segundo suponen años y un año pasa en un abrir y cerrar de ojos.

Solo estoy segura de una cosa y es que perdonarse a uno mismo es lo mas complicado que existe, así que yo decido no abrir mi puerta escondida, no buscar la llave en el fondo del mar y quedarme con mis recuerdos inventados.

Inma Castrejón, la bruja de chocolate....

miércoles, 9 de enero de 2013

La felicidad...



Estoy absolutamente convencida de que la felicidad se esconde en el rincón mas recóndito de cada uno de nosotros.
Nos empeñamos en buscar en el exterior pasiones, aventuras, objetos, situaciones y la realidad es que, en cualquier momento y cuando menos te lo esperas sale de ti una sonrisa de no sabes donde. Es en esos momentos en los que me miro al espejo, observo mi nariz, me enseño los dientes y bizqueo un poco, me saco la lengua y exclamo en voz alta "¡Guapa! Si y es que ante el espejo la modestia es un incordio, un incómodo enemigo que no hace mas que chafarte la alegría.
Yo me considero inmensamente afortunada de poder tener un cristal en el que mirarme, uno que me trata con cariño y recuerda quien y como soy.
La felicidad no es mas que eso, valorar cada momento, sacarle el jugo a las emociones pequeñas, esas que nos producen la vida cotidiana, el sonido de la persiana del vecino, el saludo del de enfrente, el chiflar de la cafetera con su olor a café calentito, las flores que luchan por sobrevivir a pesar de mi desidia jardinera...
La felicidad es solo estar, nada mas y nada menos y se va igual que viene, pero tenemos que procurar que se quede el mayor tiempo posible.
Aich, hoy estoy divagando, pero me lo vais a permitir, eso me haríia extremadamente feliz!
Os deseo una feliz noche llena de sueños preciosos, de ganas de mañana, de relajada almohada, de blando colchón y de besos tiernos.

Inma Castrejón, la bruja de chocolate

lunes, 7 de enero de 2013

Hoy no quiero escribir, quiero hablar, quiero vivir y decir las cosas a la cara.
Hoy no me apetece gastar tinta en indiferencia...

Inma Castrejón, la bruja de chocolate

jueves, 3 de enero de 2013

carta a los reyes magos

De todo lo que le pedí a los reyes magos me conformo con una cosa.

Pedí millones de caramelos y un elefante rosa, un submarino amarillo y una pantera que sepa bailar, pero lo realmente importante estaba al final de mi carta, deseo con todo mi corazón que no te caigas.

Si, que nunca te caigas, al menos que no lo hagas si no estoy para levantarte, para ponerte una tirita y darte un beso.
Se que ya eres mayor, que tus días de niño se me pasaron como a ti...volando, que aquellos abrazos al recogerte del colegio acompañados de un fuerte beso y un "te quiero" nunca mas vendrán. Pero se que habrá mas mañanas y que conseguirás ser feliz, tanto como nunca jamás hayas soñado.

Niño, si, tu!, ese que casi no veo en todo el día pero que necesita saber que estoy, si...niño, niño de casi 20 años, niño de pelo espeso, sonrisa tenue y mirada esquiva, niño...

Ese que se moría por verme y que sigue queriéndome a su pesar, niño...por dios te lo pido...no te caigas si no te puedo ayudar a levantar, no te rindas jamás...niño!

Hoy cierro mis peticiones a los reyes magos rogando que, si he de sacrificar el elefante o el submarino, sabed que no me importa, prefiero tiritas y mercromina y millones de besos que aunque no los pidas..ahí quedan solo para ti, niño.

Inma Castrejón, la bruja de chocolate